En el Pleno de 28 de noviembre de 1961, se encargo al prestigioso escultor Juan de Avalos, la construcción de un monumento en homenaje a los caídos en el mar, dicho monumento tuvo un costo de 700.000.-pesetas de las cuales la aportación del Ayuntamiento fue de 100.000.-, en resto fue aportado por particulares así como entidades como el Instituto Social de la Marina.
Este monumento no solo era un deber moral que tenían y tienen los benidormeros con sus antepasados ya que esta ciudad tiene una ilustre tradición marinera y su ubicación perfecta en la Plaza de la Señoria, punto estratégico con vistas al mar donde tenia su proa la vivienda del Almirante Guillem Tato.
Benidorm desde entonces es algo mas que una ciudad de turismo, es el faro del espiritu humano no solamente del Mediterráneo sino de todos aquellos mares que surcaron nuestros antepasados.
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