viernes, 29 de marzo de 2013
EL BENIDORM DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
Ya a principios del siglo XX, nuestra villa tenía una organización de actividades económicas más avanzada que muchos pueblos de la geografía española y esto se describe en una Guía de la Provincia editada en 1907.
Según esta Guía Benidorm tenía una población de hecho de 3.417 habitantes y 3.640 de derecho. Poseía Ayudantía de Marina y su puerto estaba habilitado para admitir cabotaje, caldos y cereales del Reino, así como pescados salados de las almadrabas nacionales y para el embarque de frutos y efectos del país, con autorización y documentos de la Aduana de Altea. Tenía estación telegráfica de servicio limitado y un servicio diario de carruajes a Alicante.
En cuanto al estamento oficial el Alcalde era D. Miguel Pérez, quien fue elegido varias veces, como una especie de comodín escogido por los partidos políticos locales; el Secretario del Ayuntamiento era D. Bernardo Galindo. En cuanto al resto de los cargos tenemos al Juez Municipal D. Francisco Agullo, al Ayudante de Marina D. Carlos Butron y al Cura Párroco D. Nicolás Galiana. Existía un maestro de primera enseñanza D. Félix de Haro y una maestra Dña. Catalina Fuster.
En cuanto a los profesionales, empresarios, industriales y comerciantes, se reseña que existían cuatro despachos de abogados, entre ellos el del mencionado Señor Agullo y el de D. Manuel Orts Cano que a la sazón también fue Senador; 19 cosecheros de aceite con 15 molinos y almazaras; 27 cosecheros de almendra; dos alpargaterías; un banquero; cuatro barberías, entre ellas la de Pedro mas, alias El Fígaro, famoso por la posesión de una colección de sanguijuelas que según él, había traído de Hungría y obraban maravillas; un café muy conocido, el de Bautista Ronda; 2 calafates; 3 carnicerías; 4 carpinterías entre la que destacaba la de Simeón Ferrer y la del Tío Toni Rodríguez; Colegio particular de niñas, regida por Dña. Esperanza Pérez; 12 tiendas de comestibles; un comisionista; 4 corredores de comercio; una confitería; una cristalería; un estanco; una farmacia, la de D. José Vives Orts, cuya fama por lo bien surtida que se hallaba, amén de la novedad de medicamentos, transcendió el ámbito local, mereciendo elogios de Gabriel Miró en su novela “Años y Leguas”; dos ferreterías; dos guarnicioneros; cuatro harineros; dos herrerías; una hojalatería; una Casa de Huéspedes; tres comercios de loza y porcelana; una matrona, la Viuda de Orquin; tres médicos; tres mercerías; ocho modistas; un notario D. Lamberto Castells Torrejón; cuatro paqueterías; 13 cosecheros de pasas; dos posadas, la de la Plaza de la Constitución, propiedad de Vicente Llorca y la Nueva de Josefa Mayor; tres quincallerías; una tienda de salazones propiedad de Jacinto Vaello; una sastrería; una Sociedad, el “Casino de Pescadores”; dos tiendas de tejidos; 17 cosecheros de vinos y una zapatería la de José Ripoll. Además existía un mercado de abastos bien surtida y buena pescadería, además de celebrarse los miércoles y domingos, el mercado callejero en frutas y verduras.
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